"MARIONA ESPINET ES PURA PASIÓN Y SU TRAYECTORIA UN VIAJE DONDE EL ARTE Y EL DISEÑO CONVERGEN A TRAVÉS DEL AUTODESCUBRIMIENTO Y LA TRANSFORMACIÓN, CREANDO ESPACIOS QUE DIALOGAN Y TOCAN EL ALMA DE QUIEN LOS CONTEMPLA."
L a forma de estructurar un espacio nos habla de la vida que lo habita. Desde muy temprana edad Mariona Espinet se sintió atraída por la estética de los espacios. El orden, la belleza y la armonía formaban parte de su lenguaje cotidiano. Tanto, que la artista, afincada en Barcelona, recuerda cómo con sólo tres años al visitar casas que le gustaban ya decía “yo quiero esto”. Aunque todavía no entendía qué era exactamente “esto”, sí sabía qué le hacía sentir. Mariona nos cuenta cómo el cuidado por el detalle y la forma en la que las cosas están realizadas le han transmitido siempre una sensación de paz. Todo en ella busca una estética que dialogue entre el cuidado y la intención. Descendiente de una familia de arquitectos, el diseño estaba en sus raíces. Primero ejerció como interiorista, pero en un momento difícil la vida le obligó a parar, a reflexionar y buscar respuestas dentro de sí. Entonces comenzó a pintar con el objetivo de canalizar las emociones y reconectar con su esencia. “El arte llegó sin avisar, pero cuando llegó, me reconocí en él”.
El paso del interiorismo a la pintura no fue fácil pero sí fue natural. Esta nueva expresión artística le ofreció un espacio más íntimo y libre, que carecía de los límites que encontraba en el diseño arquitectónico. “En la pintura hallo la posibilidad de trabajar con absoluta libertad la paleta cromática y las emociones que quería despertar, descubriendo la parte intangible de la arquitectura que se relaciona con aquello que despiertan determinadas formas, volúmenes y colores”, afirma la artista. En esta nueva forma de componer, Mariona podía experimentar con total fluidez. “Y aunque siempre habrá vértigo al comenzar algo nuevo, también hubo mucha verdad”, recuerda con emoción. La colección Equilibrio y Armonía fue su primera creación. “En ella el color es protagonista absoluto”, afirma. Se adentra en su psicología, en cómo influye en nuestras emociones y comportamientos, en su capacidad de transformar el ambiente y a quien lo habita, un diálogo entre el entorno y el alma humana que va más allá de lo visual.
Como en todo proceso creativo el bloqueo es una etapa natural. Un momento de pausa que invita a la artista a meditar, reorganizar sus pensamientos y encontrar nuevas perspectivas que permitan avanzar. Comenta Espinet que a veces una obra puede llegar de golpe y otras necesita tiempo, “como si tuviéramos que conocernos primero”. Cuando eso ocurre se aleja del estudio, descansa y quizá, al día siguiente, la idea aparezca de manera clara. “Crear también es aprender a esperar. A escuchar lo que la obra te pide. A confiar en que la claridad llega”. Su creatividad no siempre depende de su estado de ánimo “muchas veces las obras surgen como una necesidad interior”. De esta manera se originó su colección Éter. Acababa de nacer su tercera hija, lo que ha sentido como un momento muy espiritual en el que necesitaba reconectarse, generar un espacio de calma y silencio tanto fuera como dentro de ella. Por ello esta serie habla de cómo lo invisible construye e invita a la introspección a través del ritmo suave o la imperfección.
El abanico de formas y colores que componen las obras de Espinet genera una conversación sutil con quien observa. En ocasiones la obra invita a la calma, otras veces despiertan una energía vibrante. Su deseo es que “el arte se convierta en un lugar donde el espectador se sienta acompañado, reflejado, tocado de alguna manera”.
Mariona Espinet, siempre inmersa en fase de exploración, crea desde el espacio más íntimo haciendo traspasar el arte más allá del lienzo. En la actualidad está enfocada en un proyecto de alfombras inspiradas en sus pinturas, trasladando el arte al espacio más habitable. Además, se siente muy ilusionada con la idea de impartir talleres con los más pequeños, despertando su imaginación y sensibilidad. Explora, en definitiva, nuevas formas de relacionarse con el arte rompiendo la barrera de lo individual, expandiéndose a lo cotidiano, conectándose con otros y disfrutando de su poder transformador.
Texto: Clara Colorado
Fotografías: Cecilia Coca / Clara Casanovas / Pol Gine
"MARIONA ESPINET ES PURA PASIÓN Y SU TRAYECTORIA UN VIAJE DONDE EL ARTE Y EL DISEÑO CONVERGEN A TRAVÉS DEL AUTODESCUBRIMIENTO Y LA TRANSFORMACIÓN, CREANDO ESPACIOS QUE DIALOGAN Y TOCAN EL ALMA DE QUIEN LOS CONTEMPLA."
L a forma de estructurar un espacio nos habla de la vida que lo habita. Desde muy temprana edad Mariona Espinet se sintió atraída por la estética de los espacios. El orden, la belleza y la armonía formaban parte de su lenguaje cotidiano. Tanto, que la artista, afincada en Barcelona, recuerda cómo con sólo tres años al visitar casas que le gustaban ya decía “yo quiero esto”. Aunque todavía no entendía qué era exactamente “esto”, sí sabía qué le hacía sentir. Mariona nos cuenta cómo el cuidado por el detalle y la forma en la que las cosas están realizadas le han transmitido siempre una sensación de paz. Todo en ella busca una estética que dialogue entre el cuidado y la intención. Descendiente de una familia de arquitectos, el diseño estaba en sus raíces. Primero ejerció como interiorista, pero en un momento difícil la vida le obligó a parar, a reflexionar y buscar respuestas dentro de sí. Entonces comenzó a pintar con el objetivo de canalizar las emociones y reconectar con su esencia. “El arte llegó sin avisar, pero cuando llegó, me reconocí en él”.
El paso del interiorismo a la pintura no fue fácil pero sí fue natural. Esta nueva expresión artística le ofreció un espacio más íntimo y libre, que carecía de los límites que encontraba en el diseño arquitectónico. “En la pintura hallo la posibilidad de trabajar con absoluta libertad la paleta cromática y las emociones que quería despertar, descubriendo la parte intangible de la arquitectura que se relaciona con aquello que despiertan determinadas formas, volúmenes y colores”, afirma la artista. En esta nueva forma de componer, Mariona podía experimentar con total fluidez. “Y aunque siempre habrá vértigo al comenzar algo nuevo, también hubo mucha verdad”, recuerda con emoción. La colección Equilibrio y Armonía fue su primera creación. “En ella el color es protagonista absoluto”, afirma. Se adentra en su psicología, en cómo influye en nuestras emociones y comportamientos, en su capacidad de transformar el ambiente y a quien lo habita, un diálogo entre el entorno y el alma humana que va más allá de lo visual.
Como en todo proceso creativo el bloqueo es una etapa natural. Un momento de pausa que invita a la artista a meditar, reorganizar sus pensamientos y encontrar nuevas perspectivas que permitan avanzar. Comenta Espinet que a veces una obra puede llegar de golpe y otras necesita tiempo, “como si tuviéramos que conocernos primero”. Cuando eso ocurre se aleja del estudio, descansa y quizá, al día siguiente, la idea aparezca de manera clara. “Crear también es aprender a esperar. A escuchar lo que la obra te pide. A confiar en que la claridad llega”. Su creatividad no siempre depende de su estado de ánimo “muchas veces las obras surgen como una necesidad interior”. De esta manera se originó su colección Éter. Acababa de nacer su tercera hija, lo que ha sentido como un momento muy espiritual en el que necesitaba reconectarse, generar un espacio de calma y silencio tanto fuera como dentro de ella. Por ello esta serie habla de cómo lo invisible construye e invita a la introspección a través del ritmo suave o la imperfección.
El abanico de formas y colores que componen las obras de Espinet genera una conversación sutil con quien observa. En ocasiones la obra invita a la calma, otras veces despiertan una energía vibrante. Su deseo es que “el arte se convierta en un lugar donde el espectador se sienta acompañado, reflejado, tocado de alguna manera”.
Mariona Espinet, siempre inmersa en fase de exploración, crea desde el espacio más íntimo haciendo traspasar el arte más allá del lienzo. En la actualidad está enfocada en un proyecto de alfombras inspiradas en sus pinturas, trasladando el arte al espacio más habitable. Además, se siente muy ilusionada con la idea de impartir talleres con los más pequeños, despertando su imaginación y sensibilidad. Explora, en definitiva, nuevas formas de relacionarse con el arte rompiendo la barrera de lo individual, expandiéndose a lo cotidiano, conectándose con otros y disfrutando de su poder transformador.
Texto: Clara Colorado
Fotografías: Cecilia Coca / Clara Casanovas / Pol Gine